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me explicó que le haba pedido que no lo matara. Despus de que se le pasara un poco el susto, le indiqu que fuese a buscar el pjaro que haba matado y as lo hizo, pero tardó en volver porque el pjaro, que no estaba muer to del todo, se haba arrastrado a una gran distancia del lugar donde haba cado. Finalmente, lo encontró, lo recogió y me lo trajo. Como haba percibido su ignorancia respecto a la escopeta, aprovech la oportunidad para volver a cargarla sin que me viera y, de este modo, tenerla lista para una próxima ocasión; mas no se presentó ninguna. As, pues, llevamos el cabrito a casa y esa misma noche lo desoll y lo troce lo mejor que pude. Puse a hervir o a cocer algunos trozos en un puchero, que tena para este propósito, e hice un buen caldo. Despus de probarla, le di un poco de carne a mi siervo, a quien pareció gustarle mucho. Lo nico que le extraó fue ver que yo le echaba sal y me hizo una seal para decirme que la sal no era buena. Se puso un poco en la boca, fingió que le provocaba nuseas y comenzó a escupir y a enjuagarse la boca con agua fresca. Por mi parte, me met un poco de carne sin sal en la boca y fing escupirla tan rpidamente como antes lo haba hecho l con la sal. Mas, fue en vano, porque nunca quiso poner sal en la carne ni en el caldo; al menos, durante mucho tiempo y, aun despus, tan solo en muy pequeas cantidades. Habindole dado de comer carne hervida y caldo, decid que, al da siguiente, lo agasajara con un trozo del cabrito asado. Lo prepar del mismo modo que lo haba visto hacer a mucha gente en Inglaterra. Colgu el cabrito de una cuerda junto al fuego, clav dos estacas, una a cada lado del fuego, y, apoyada entre ambas, coloqu una tercera estaca, alrededor de la cual at la cuerda para que la carne diera vueltas constantemente. Esta tcnica sorprendió mucho a Viernes y cuando probó la carne, me explicó de tantas formas lo mucho que le haba gustado, que no pude menos que entenderlo. Finalmente, me manifestó que no volvera a comer carne humana, lo cual me alegró mucho. Al da siguiente le ense a moler el grano del modo en que sola hacerlo y que ya he explicado anteriormente. Rpidamente aprendió a hacerlo tan bien como yo, en es pecial, cuando comprendió su propósito, que era preparar pan, pues en seguida le mostr cómo lo haca y tambin cómo lo horneaba. En poco tiempo, Viernes aprendió a realizar todas las tareas tan bien como yo. Comenc a considerar que, siendo dos bocas que alimentar en vez de una, deba procurar ms tierra para el cultivo y plantar ms cantidad de grano que de costumbre. Delimit un terreno ms grande y comenc a cercarlo del mismo modo en que lo haba hecho antes. Viernes no solo trabajó con mucha disposición y empeo sino tambin con mucho entusiasmo. Le expliqu que lo hacamos con el propósito de sembrar grano para hacer pan, porque ahora l viva conmigo y necesitbamos ms. Se mostró muy sensible a esto y me dio a entender que pensaba que, a causa de l, yo tena mucho ms trabajo y, por lo tanto, trabajara arduamente si le deca lo que deba hacer. Este fue el ao ms agradable de todos los que pas en este lugar. Viernes comenzó a hablar bastante bien y a entender los nombres de casi todas las cosas que le peda y de los lugares a donde le ordenaba ir y llegó a ser capaz de conversar conmigo. De este modo, en poco tiempo, recuper mi lengua, que durante mucho tiempo no tuve oportunidad de usar, me refiero al lenguaje. Aparte del placer que me pro vocaba hablar con l,`senta una particular simpata por el chico. Su honestidad no fingida se mostraba ms claramente cada da y llegu a sentir un verdadero cario hacia l. Por su parte, creo que me quera ms que a nada en el mundo. Un da, quise saber si senta alguna inclinación por volver a su tierra y, como le haba enseado a hablar tan bien el ingls, que poda responder a casi cualquier pregunta, le interrogu si la nación a la que perteneca haba vencido alguna vez en alguna batalla. Con una sonrisa, me contestó: -S, s, siempre luchan los mejores -lo cual quera decir que siempre vencan. Entonces, comenzamos a dialogar de la siguiente ma nera: -Ustedes siempre son los mejores -le dije -, entonces, cómo es que caste prisionero, Viernes? Viernes: Mi nación venció mucho. Amo: Venció? Si tu nación venció, cómo caste prisionero? Viernes: Ellos ms muchos que mi nación en el lugar que yo estoy; ellos toman uno, dos, tres y yo; mi nación venció a ellos en el otro lugar donde yo no estaba; all mi nación toman uno, dos, muchos miles. Amo: Entonces, por qu tu bando no os rescató de vuestros enemigos? Viernes: Ellos tomaron uno, dos, tres y yo en la canoa. Mi nación no tener canoa esta vez. Amo: Pues bien, Viernes, qu hace tu nación con los hombres que toma prisioneros? Se los lleva y se los come como ellos? Viernes: S, mi nación tambin come hombres, come todo. Amo: Dónde los lleva? [ Pobierz całość w formacie PDF ] |
Podobne
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