X
, El Templario 1 

[ Pobierz całość w formacie PDF ]

�o del ej�rcito de Saladino. Su formación en media luna parec�a exten-
derse, desde un extremo al otro, sobre una distancia de una milla.
Atacarlo, ahora que hab�a maniobrado hasta formar su m�s efectiva
l�nea de batalla, parec�a suicida. De Lusignan no se hab�a decidido a
atacar a los sarracenos mientras estaban formando filas, y ahora era
demasiado tarde.
Saladino intentó provocar a los francos para que iniciaran una
carga frontal, pero fracasó en hacer entrar a los l�deres divididos en
la batalla. Todo se desintegró en peque�as acciones en patrulla y ata-
ques con lluvias de flechas de los arqueros escitas. El cielo se nubla-
ba de flechas lanzadas con sus arcos, pero pocas de ellas hac�an blan-
co en las tropas francas protegidas con cotas de malla, sino que se
clavaban en el suelo, donde parec�an espigas de trigo. En cambio, las
flechas m�s pesadas de los cruzados dejaban vac�a m�s de una silla
de montar de los escitas.
Despu�s de cinco d�as de escaramuzas, y de unas pocas bajas
entre las tropas francas, De Lusignan buscó seguro refugio detr�s de
las orillas del Jord�n.
Belami estaba furioso.
-Bien, Simon -dijo--, �qu� te parecen nuestras brillantes bata-
llas? �Qu� condenada p�rdida de tiempo y de energ�as!
-Estoy confundido -repuso el joven normando-. Yo podr�a
seguir f�cilmente nuestras propias acciones. Tu t�ctica funcionó per-
fectamente, Belami. �Por qu� nuestro Gran Maestro no aprovechó la
ventaja que le dimos?
-�Por qu� no vuelan los cerdos? -gru�ó Belami-. �Cu�l es
tu opinión sobre esta batalla inexistente, Pierre? Vamos, muchacho,
como futuro caballero se supone que debes decirme qu� hacer alg�n
101
d�a. �Qu� dices?
-�Es una farsa! -contestó Pierre, fastidiado-. Una maldita
rina de gallos. Lo hicimos mejor cuando luchamos contra De Malfoy.
Belami y Simon rieron tristemente, pero el veterano estaba pre-
ocupado.
-Si as� es como De Lusignan piensa continuar, ser� mejor que
nos retiremos detr�s de fuertes murallas y esperemos que nos releven
antes de que nos muramos de hambre.
El primer choque armado en la Jehad Santa hab�a sido un gesto
futil, malo para la moral y una se�al de que lo que vendr�a ser�a peor.
Saladino estaba perplejo ante la insólita renuencia de los francos
a combatir. Hab�an perdido su oportunidad cuando los sarracenos se
desplazaban para ocupar sus posiciones, y ahora parec�an conformarse
con retirarse al otro lado del r�o Jord�n. El astuto l�der sarraceno tam-
bi�n hab�a observado las acciones bien coordinadas de una peque�a
columna volante comandada por los servidores templarios. Las manio-
bras de las tropas de caballer�a y de infanter�a combinadas constitui-
r�an una t�ctica dif�cil de superar si la adoptaba universalmente el res-
to de las fuerzas francas. Uno de sus cuerpos de exploradores, que
hab�an enfrentado a las fuerzas corsarias de De Ch�tillon en el mar
Rojo, hab�a informado de que una columna de templarios estuvo apli-
c�ndola all�. Lo que resultaba sorprendente era que parec�a que m�s
bien trataban de obstaculizar a los bandidos francos en vez de luchar
contra ellos. El informe parec�a carecer de importancia en aquel
momento, pero, despu�s de ver lo efectivas que eran aquellas manio-
bras en acción contra los escitas, de repente Saladino comprendió que
ten�a sentido.
�Pero por qu� los templarios hab�an puesto a prueba su nueva
t�ctica contra sus propios aliados? El agudo cerebro del sarraceno
siguió dando vueltas al problema, hasta que recordó el relato de su
hermana Sitt-es-Sham del ataque de De Ch�tillon contra su carava-
na camino de La Meca. �Acaso aquellos tres servidores templarios eran
tambi�n los responsables de aquellas curiosas maniobras nuevas? Sin
duda, ellos hab�an salvado a Sitt-es-Sham de la muerte o de algo peor.
presumiblemente, hab�an actuado bajo las órdenes de su Gran
Maestro, para tratar de preservar la Pax Saracenica. �Por qu�? �Tal vez
para ganar tiempo con el fin de lograr m�s refuerzos?
El comandante sarraceno resolvió enviar m�s esp�as a Jerusal�n.
No contaba con m�s de un centenar de hombres confiables all�. El mis-
terio le irritaba. A Saladino le gustaba conocer la solución de los enig-
mas. El caos le perturbaba. El sult�n era esencialmente �un hombre
cósmico�. Quer�a que todo estuviese en orden. Para �l, todo nuevo
desarrollo en el campo de los infieles requer�a una explicación.
Se durmió, pensando todav�a en aquella extra�a t�ctica. Su �lti-
mo pensamiento, antes de que el sue�o le venciera, fue que le hubie-
ra gustado conocer a los hombres a qui�nes se les hab�a ocurrido aque-
lla maniobra tan bien ejecutada. Le habr�a gustado que fuesen
sarracenos en vez de templarios. [ Pobierz całość w formacie PDF ]
  • zanotowane.pl
  • doc.pisz.pl
  • pdf.pisz.pl
  • modemgsm.keep.pl
  • Drogi użytkowniku!

    W trosce o komfort korzystania z naszego serwisu chcemy dostarczać Ci coraz lepsze usługi. By móc to robić prosimy, abyś wyraził zgodę na dopasowanie treści marketingowych do Twoich zachowań w serwisie. Zgoda ta pozwoli nam częściowo finansować rozwój świadczonych usług.

    Pamiętaj, że dbamy o Twoją prywatność. Nie zwiększamy zakresu naszych uprawnień bez Twojej zgody. Zadbamy również o bezpieczeństwo Twoich danych. Wyrażoną zgodę możesz cofnąć w każdej chwili.

     Tak, zgadzam się na nadanie mi "cookie" i korzystanie z danych przez Administratora Serwisu i jego partnerów w celu dopasowania treści do moich potrzeb. Przeczytałem(am) Politykę prywatności. Rozumiem ją i akceptuję.

     Tak, zgadzam się na przetwarzanie moich danych osobowych przez Administratora Serwisu i jego partnerów w celu personalizowania wyświetlanych mi reklam i dostosowania do mnie prezentowanych treści marketingowych. Przeczytałem(am) Politykę prywatności. Rozumiem ją i akceptuję.

    Wyrażenie powyższych zgód jest dobrowolne i możesz je w dowolnym momencie wycofać poprzez opcję: "Twoje zgody", dostępnej w prawym, dolnym rogu strony lub poprzez usunięcie "cookies" w swojej przeglądarce dla powyżej strony, z tym, że wycofanie zgody nie będzie miało wpływu na zgodność z prawem przetwarzania na podstawie zgody, przed jej wycofaniem.